Luis Pescetti en Córdoba: El diálogo que une a grandes y chicos

Foto: Paul Amiune

En cada uno de sus espectáculos, Luis Pescetti hace participar por igual a grandes y chicos, los hace emocionar, los hace reír, cantar y bailar al ritmo de sus historias cantadas.
Acaso éste sea el secreto del éxito de convocatoria, que llevó por ejemplo a agregar una función en la Sala Agustín Tosco de Luz y Fuerza, en Córdoba el sábado pasado. También se quedaron algunos con muchas ganas de verlo, porque las entradas se agotaron en las dos presentaciones. 
El actor, músico y escritor santafesino llegó a la ciudad mediterránea con el espectáculo “Él empezó primero”, donde recorre sus discos (son siete hasta el momento: “El vampiro negro”, “Cassette pirata”, “Bocasucia”, “Qué público de porquería”, “Antología”, “Inútil insistir” y “Tengo mal comportamiento”). Sus chistes y sus ocurrencias.
La trayectoria de Pescetti es tan larga como intensa: fue comediante de adultos y ha trabajado en toda Latinoamérica, España y Estados Unidos; en Argentina y México hizo radio; se presentó en varios festivales de teatro en América y Europa. Publicó más de 27 libros para adultos y chicos, donde los diálogos ocupan un lugar fundamental. 
Además de los discos, tiene editados tres DVD’s: “No quiero ir a dormir”, “Luis te ve” y “Cartas al Rey de la Cabina» (un maravilloso recital con Juan Quintero).
Entre los personajes de sus historias, Natacha, una chica común como todas, es la más famosa, y la trajo a Córdoba junto con sus otras canciones: “Ay, Lilí”, “El Moco”, “El niño caníbal”, “Canción del bebé   que le cuenta a su mamá”, “Nueva canción del vampiro”, entre otras. Luego llegaron los chistes, de corrido, como para no tener tiempo de respirar entre risa y carcajada. Con el vértigo con el que transcurrieron las casi 90 minutos, llegó el final, pero volvió no sólo a buscar la botellita de agua mineral sino a contar chistes un rato más, mintras dialogaba con los nenes de la platea. Y como para dejar calentito el ambiente, con Pica Pican los Mosquitos (¿quién no la sabía?), hizo saltar a todos de sus butacas. Esa unión de voces y movimiento, es el resumen de esta y todas las presentaciones de Pescetti, donde los los chicos juegan a ser grandes y los papás se sienten chicos por un rato. Todos se divierten, aunque en el final, Luis les diga que son un público de porquería.

En cada uno de sus espectáculos, Luis Pescetti hace participar por igual a grandes y chicos, los hace emocionar, los hace reír, cantar y bailar al ritmo de sus historias cantadas.
Acaso éste sea el secreto del éxito de convocatoria, que llevó por ejemplo a agregar una función en la Sala Agustín Tosco de Luz y Fuerza, en Córdoba el sábado pasado. También se quedaron algunos con muchas ganas de verlo, porque las entradas se agotaron en las dos presentaciones. 
El actor, músico y escritor santafesino llegó a la ciudad mediterránea con el espectáculo “Él empezó primero”, donde recorre sus discos (son siete hasta el momento: “El vampiro negro”, “Cassette pirata”, “Bocasucia”, “Qué público de porquería”, “Antología”, “Inútil insistir” y “Tengo mal comportamiento”). Sus chistes y sus ocurrencias.
La trayectoria de Pescetti es tan larga como intensa: fue comediante de adultos y ha trabajado en toda Latinoamérica, España y Estados Unidos; en Argentina y México hizo radio; se presentó en varios festivales de teatro en América y Europa. Publicó más de 27 libros para adultos y chicos, donde los diálogos ocupan un lugar fundamental. 
Además de los discos, tiene editados tres DVD’s: “No quiero ir a dormir”, “Luis te ve” y “Cartas al Rey de la Cabina» (un maravilloso recital con Juan Quintero).
Entre los personajes de sus historias, Natacha, una chica común como todas, es la más famosa, y la trajo a Córdoba junto con sus otras canciones: “Ay, Lilí”, “El Moco”, “El niño caníbal”, “Canción del bebé   que le cuenta a su mamá”, “Nueva canción del vampiro”, entre otras. Luego llegaron los chistes, de corrido, como para no tener tiempo de respirar entre risa y carcajada. Con el vértigo con el que transcurrieron las casi 90 minutos, llegó el final, pero volvió no sólo a buscar la botellita de agua mineral sino a contar chistes un rato más, mintras dialogaba con los nenes de la platea. Y como para dejar calentito el ambiente, con Pica Pican los Mosquitos (¿quién no la sabía?), hizo saltar a todos de sus butacas. Esa unión de voces y movimiento, es el resumen de esta y todas las presentaciones de Pescetti, donde los los chicos juegan a ser grandes y los papás se sienten chicos por un rato. Todos se divierten, aunque en el final, Luis les diga que son un público de porquería.

Publicado en Boletín Folklore

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *